miércoles, 9 de febrero de 2011

MESSI LE GANÓ A RONALDO...Y ARGENTINA A PORTUGAL, CLARO

Con un gol de penal de Lionel Messi en el minuto 45 del complemento, Argentina venció a Portugal 2 a 1 en el marco de un partido que por momentos fue vibrante pero que, en algunos pasajes, se estancó en la fricción. De esta manera, el rosarino se impuso una vez más a Cristiano Ronaldo (marcó el gol de su equipo) en el duelo que en la actualidad polariza el universo futbolero. El argentino no sólo sentenció el juego en la agonía, sino que jugó todo el match (Cristiano salió a los 15´ del ST) y fue el jugador más incisivo y el que más ganas de ganar evidenció de los 28 futbolístas que pisaron el terreno.


Así las cosas, Sergio Batista consiguió un nuevo y resonante éxito que se suma a los triunfos conseguidos ante España (4-1 en el Monumental) y Brasil (1-0 en Qatar, con un gol agónico de Messi). A pesar de lo reluciente de esos resultados, y de la importancia intrínseca de la victoria conseguida en suelo europeo ante un rival de fuste como el portugués, el rendimiento, la estructura colectiva, la fluidez y la elaboración del juego todavía son deudas pendientes flagrantes del seleccionado.

MESSI-DEPENDENCIA. El seleccionado nacional padeció durante todo el partido una serie de deficiencias que ya son endémicas: le sobraron volantes centrales y le faltó un mediocampista por derecha; por momentos, la falta de un 9 de área clásico le restó potencia ofensiva; la transiciones ataque-defensa lo encontraron generalmente desordenado y expuesto; la dependencia absoluta de Messi (¿hay formas de evitar esta tendencia con semejante jugador? El Barcelona lo logró pero: ¿cuantos Xavi e Iniesta hay en el mundo? Batista, hermano, ¡a trabajar!).

Como contrapartida, Argentina explicitó su saludable intención de manejar el desarrollo del juego a partir de la tenencia del balón. Aunque esta tendencia suele ir en dirección de la linealidad excesiva cuando no se disponen (como en el caso de este equipo) dispositivos fluídos para generar juego, la presencia catalizadora del mago rosarino (no, ni Fontanarrosa ni Olmedo, que en paz descansen estos genios: hablamos de Messi, claro) evita ese trance y aporta desequilibrio por sí mismo.

Argentina ganó, y el resultado no resiste grandes polémicas. Portugal, en el inicio del complemento, subido a una mayor pujanza en la presión, contó con situaciones para desnivelar. Pero falló Cristiano y Messi siempre tuvo el espíritu que pareció olvidar en el Mundial: siempre quiso ganar, y lo ganó al final. Merecido premio al mejor del partido y del mundo.

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