sábado, 23 de octubre de 2010

IDENTIDAD

Supongo, pletórico de posmodernidad, que la heterogeneidad para adentro nos fortalece. A pesar de la dificultad extrema de conciliar: debatir, pelear, gritar, putear y pensar para consensuar al fin (lejos del Totem y del Tabú). El ¿Qué son? nos interpela y nos ayuda a crecer mientras nos construímos, mientras se construyen, también, las estrucutras que nos contienen. En tanto, a veces nos topamos con muestras de una identidad que debemos saber interpretar.

NOSOTROS

A la memoria de Juan Ramón Cascallares
Por M. Molina

Nosotros que tuvimos desde siempre



la costumbre generosa de la Patria…


Nosotros que venimos del comienzo


milenario de la tierra imaginaria,


que encendimos los fuegos en sus bosques


y lavamos nuestras penas con sus aguas,


que cantamos las razones de los hombres


abrazados a los sueños sin distancia,


que vinimos creciendo paso a paso


apurando la pureza de la raza,


que sentimos crecer las ilusiones


y las atamos de chuza a las tacuaras,


que vivimos hecho horquetas en los fletes


que servían de tablado a nuestras ansias,


y sonriendo entropillamos enemigos


pa'cargarlos hasta el fin ¡lonja y rodaja!


Los que todo resolvimos simplemente


escribiendo con la punta de las lanzas


en los campos grandiosos y sin dueños


las canciones de la tierra sublevada.


Pa'los que era un galope sable en mano


la más alta y jubilosa de las chanzas


y filudo el patriotismo era sonoro


con los gritos de ¡a degüello! y ¡a la carga!


En fin, Nosotros que todo lo perdimos


menos la promesa de la Patria liberada


y que de una u otra forma aparecimos


ya sin fletes, ya sin ponchos ni ¡a la carga!


que trocamos bota e'potro en alpargata


y el sombrero se hizo en muchos boina blanca,


que parimos con las hijas de los gringos


a los hijos que flotaban en la nada


como peones, como obreros, como barro


en los años más oscuros de la infamia


y hundimos uno a uno los anhelos


en el vino, la ginebra o la puteada…


Que morimos por no hallarnos como hombres


en los tangos que Discepolín lloraba,


ya sin Chachos, sin Facundos, sin Varelas


y pensando que la vida era solo agua…


En fin, Nosotros, los que ante el grito ¡Compañeros!


renacimos de las luchas olvidadas,


recobramos la conciencia de lo nuestro,


ya justicia no era sólo una palabra…


Que marchamos en columnas por las calles


y le dimos color aquella plaza,


una ocasión en aluvión zoológico


un 17 de octubre y otras tantas.


Nosotros, que llevamos el cajón


y Nosotros que parados la mirábamos


que sentimos que todo se perdía


y la alzamos en bandera de esperanza


que rogamos por un arma solamente


y por Ella nuestra vida dábamos.


En fin, Nosotros, que esperamos tantos años


y florecimos en las nuevas tandas


en los hijos, de los hijos, de los hijos,


de los tiempo anterior y las patriadas


los que volvían por sus propios fueros


la vanguardia de las huestes olvidadas


los que hicimos la pata ancha, como buenos


y volcamos generosa nuestra savia


en razón de futuros entreveros


en los que ya nadie pensará en las lanzas.


En fin, Nosotros, que quedamos o nos fuimos


y que en canciones achicamos la distancia


En fin, Nosotros, los de ¡Patria o Muerte!¡Venceremos!


En fin, Nosotros, la más alta y más florida llamarada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

grande mi tio!

Anónimo dijo...

Gracias por recordarlo.