jueves, 17 de junio de 2010

DE PIPA, TRES PEPAS: EL KU(LO)N DE MARADONA

Lisérgico. El tercer Hattrick de un argento en la historia de los Mundiales (Stábile en 1930; Batistuta en USA 94 y Francia 98) llegó de la mano del Pipa Higuaín y, debido al capricho de la casualidad divina (que es lo mismo decir que fue producto de la causalidad maradoniana, ¿no?) sobrevino un éxito rotundo desde el resultado que dejó a la Selección muy cerquita de los octavos de final.


Lo maradoniano, por antonomasia, es lo exótico: cuando a los 29 minutos del segundo tiempo Diego hizo entrar a Sergio Agüero por Tévez, no parecía que la modificación iba a tener tanta influencia en el desenlace de un duelo que, casi inexplicablemente, se le había complicado a la Argentina.

Lo exótico, lo terriblemente seductor de lo maradoniano es el efecto narcótico de sus acciones. Dos minutos después de haber ingresado, el Kun armó con Messi la jugada que terminó en el segundo gol del Pepita (sic) para definir el pleito contra la banda de Kato y Go In Pak (los ninjas coreanos de Titanes en el Ring y Lucha Fuerte). ¿Cuántas patadas pegaron los asiáticos?

Cuatro minutos después del tercer gol, el yerno sirvió la asistencia para que el goleador de la competencia (hasta acá) sentenciara el match. Un flash. Un viaje fulminante: en 5 minutos Argentina pasó del aplastamiento mortecino y el sufrimiento al éxtasis total, al delirio cósmico y pasajero. Porque es goleada, porque es clasificación casi asegurada. Y eso es fiesta. El jugador nacido y educado futbolísticamente en las inferiores de Independiente fue determinante en el desenlace.

Es el Ku(lo)n de Maradona: ¿cuánto de fortuito y cuánto de lectura entre líneas del desarrollo tuvo el cambio Kun por Carlitos? Sólo Dios lo sabe. Y Maradona también (tranquilos, las herejías paganas tienen un límite)

LA TENÉS PARADA. Si el desenlace de la Kunfields lisérgica de las tres pepas se definió con la mano de Dios (por casualidad o causalidad, que importa ahora ¿verdad Toti?), el nudo del partido comenzó a desentramarse a partir de la parada. Del balón detenido. De las jugadas de laboratorio. Sí, a pesar de las siestas interminables de un cuerpo técnico que trabaja poco (disculpen ustedes, pero es lo que aprendí mirando mucha tele y leyendo algunos diarios), los 3 primeros goles de la Selección llegaron a partir de jugadas diagramadas desde la pelota parada.

Ante los coreanos, Argentina abrió el marcador y aumentó la ventaja con dos balones detenidos a pesar de la ausencia de Sebastián Verón, uno de los especialistas: centro preciso de Messi buscando el primer palo en la conquista iniciática (Demichelis, solo, no pudo conectar por delante de todos y, por detrás de Chu Young, aparecía relamiéndose en soledad el Gringuito Heinze); toque corto de Messi para Maxi (la rima vocal es casual, y esta también) a la salida de un tiro libre que llega flojito para que la peine Burdisso (respondió muy bien) y defina por atrás el goleador peposo.

Trabajo. Dedicación. Estudio. Planificación. Capacidad. Técnica. Táctica. Ubicuidad estratégica.

No, no es culpa de las 3 pepas. No está delirando. No estamos hablando del equipo de Dunga (que susto al final contra los otros coreanos! no Brasil?) ni del conjunto trasandino del Loco Bielsa (un grosso). Esto es el equipo de Diego, que armó la Kunfields en Johannesburgo con las 3 pepas del Pipita.

PD: pero que bien que arrancó España chaval!

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